¿Dónde esconden el botín los piratas?

Estos días está de plena actualidad el señor Emilio Botín, que hoy ha demostrado una vez más su “talante democrático” retirándole la palabra a uno de sus propios accionistas por el simple hecho de criticarle y echarle en cara que esté siendo investigado por fraude fiscal. Me ha gustado mucho la intervención de este accionista que le ha recordado al todopoderoso Botín que ayer recibió un mensaje, no precisamente divino, en forma de auto, no precisamente un Ferrari, sino un auto judicial. Aquí está la intervención convertida en un “coitus interruptus” por el aguafiestas Botín, ya lo dice el refrán “no hay más sordo que el que no quiere oír” (y si manejas el volumen del micro en las Juntas de Accionistas con la misma maestría con que manejas a la casta política es relativamente fácil padecer sordera crónica).

Siempre que se habla de fraude fiscal en España se hace, de algún modo, venerando al defraudador que es capaz de engañar a Hacienda, pero como bien decía el eslogan “Hacienda somos todos”. De modo que si defraudan a Hacienda están engañando a todos los ciudadanos honrados de este país que pagan “religiosamente” sus impuestos, a pesar de que cada vez sean menos los que marquen la X en favor de la la Iglesia Católica. Hay una cosa que está clara, si no pagamos impuestos no tendremos ni Sanidad Pública, ni Educación Pública, ni “X” Pública. Por lo tanto, es muy fácil para la derecha prometer una bajada de impuestos porque la mayoría de sus hijos van a Clínicas Privadas, Colegios Privados-Religiosos, etc... La bajada de impuestos sólo beneficia a los que se pueden pagar esos servicios de forma privada y ya se han encargado las grandes familias de este país de que se aprueben normas tributarias a su medida, como los trajes que les hacen en la planta 3ª del Corte Inglés. Me refiero a las famosas SICAV, uno de los mayores fraudes fiscales que nos han colado sin ser conscientes de ello, básicamente consiste en conseguir que los que más tienen sean los que menos impuestos paguen, un ridículo 1%. La definición técnica está en Wikipedia:

En España, una SICAV es un instrumento financiero que permite invertir dinero y diferir el pago anual de impuestos, ( del mismo modo que ocurre con los popularísimos Fondos de Inversión ), a través de la creación de una Sociedad Anónima cuyo objeto social es invertir en activos financieros. Mediante este instrumento los accionistas de la Sicav tributan por las plusvalías una vez materialicen estas, repartiendo dividendos o vendiendo las acciones de la SICAV con plusvalías al tipo establecido para las rentas de capital en España. Gozan de importantes ventajas fiscales, de forma que las SICAV tributan al 1% en el impuesto sobre sociedades. Actualmente este instrumento de inversión es uno de los más utilizados por personas con grandes capitales.

El que esté pensando en constituir una SICAV con sus colegas y familiares debería primero buscar bien en sus bolsillos, sin olvidar los cajones de la mesita de noche y los recovecos de los sofás de casa porque se exige, como requisito, un capital mínimo de 2.400.000 euros. Los más “conservadores” y tradicionales en esto del fraude fiscal pueden incluso echar una ojeada debajo de las baldosas ya que el Banco de España aún cambia pesetas. La otra posibilidad que tienen los currantes de crear una SICAV no es ahorrando lo que ganan con el sudor de su frente, sino jugando a medias a la Lotería Nacional con el afortunado pepero castellonense Carles Fabra, el del aeropuerto sin aviones (el prometió construir un aeropuerto y lo ha hecho, nadie habló de que hubiera vuelos). Por lo visto este honorable ciudadano es el agraciado poseedor de una flor en el culo. Los que quieran profundizar más en el tema puede echar un pequeño vistazo al Wikipedia, pero no os dejéis engañar por los tecnicismos, todo se resume en dos palabras “evasión fiscal”

La verdad es que no puedo recriminar ni a Botín ni a su familia el que tengan su dinero en Bancos Suizos porque ellos más que nadie conocen las comisiones que se aplican en el Banco de Santander. Deben de ser los únicos que se han leído sus propios contratos bancarios porque al menos una vez, a la hora de redactarlos, supongo que los debieron de leer. Así que sería absurdo y poco ético por parte de Emilio Botín el aprovecharse de la ignorancia de su propia familia, al igual que lo hace con algunos de sus clientes, para que sus vástagos depositaran su dinero en su propio banco. Esta reflexión no debe confundir al lector porque esto no es precisamente lo que se conoce como “Banca Ética”. Ya lo decía otro gran banquero de este país, el honorable Joan March: “cada día nace al menos un idiota, únicamente hay que encontrarlo”. Emilio Botín, al igual que la mayoría de banqueros, es un auténtico crack dentro del mundillo financiero, eso no se lo discute nadie, pero tiene una faceta quizá aún desconocida por el gran público, me refiero a su habilidad con los idiomas. Hace unos años que circula por la red su majestuosa intervención en inglés, idioma que domina a la perfección, no así el alemán o francés que hablan los suizos. Emilio Botín, como buen amante del riesgo, sobretodo si el dinero que pone en juego en la ruleta de la Bolsa es el de sus clientes y no el suyo propio (ya se sabe que la Banca siempre gana) prefiere realizar inversiones en Suiza, porque así no puede entender los contratos que firma allí, ni la letra grande ni la pequeña, ya se sabe, “ojos que no ven corazón que no siente”. Qué mejor que la opacidad de la banca suiza para esconder botines. En el siguiente video comprobamos su fluidez con el inglés, bien es cierto que la fluidez no es tan grande como la de las transferencia a Suiza, pero con el tiempo todo se andará o rodará si monta uno de sus Ferraris:

La noticia del auto judicial a la que se refería el repudiado accionista que, en el remoto supuesto de que Botín fuera o fuese un pirata que esconde su botín en Suiza, ya haría unas cuantas horas que habría sido lanzado a los tiburones, no de Wall Street, sino del Caribe, la podéis ver aquí:

De todas formas, nadie mejor que el profesor Arcadi Oliveres para explicar la intachable carrera de Emilio Botín:

Voy a despedir esta entrada con otra especie de auto, un camión. Vale, no es un Ferrari ni puedes fardar sentado al volante de él por las calles de Mónaco y está claro que un camión no haría feliz al patrocinador de Ferrari a no ser que fuera uno de esos furgones que custodiaba el “Dioni”. ¿Qué une al “Dioni” con “Loquillo” y con “Botín”?. Su pasión por los camiones, cada uno de ellos por distintos motivos son amantes de los camiones o furgones blindados. Visto el bailoteo que se marca Loquillo en este video estaría encantado con un camión y sería el hombre más feliz del mundo si tuviera uno:

PD La noticia que se conoció ayer en relación a la investigación que la Audiencia Nacional está llevando a cabo para esclarecer dónde guarda el botín la familia de Botín me produce dos sensaciones contrapuestas. En primer lugar esperanza por ver sentado en el banquillo, no precisamente el naranja de ING, sino el de los acusados a uno de los hombres más poderosos de este país, pero por otro lado me pregunto cuánto tardará la Audiencia Nacional en expulsar del país a el Magistrado encargado de la investigación, al igual que ocurriera con el Juez Garzón.